El tratamiento láser para varices es una de las alternativas más recientes para tratar esta afección. Consiste en enviar calor hacia el interior de la venas varicosas mayores a 3 mm con la ayuda de energía proveniente de un láser. La luz láser se transmite hasta las varices por un catéter con fibra óptica que se introduce en el interior de la vena afectada.
La temperatura del cáteter puede exceder los 1000°C. Este calor causa una herida en la vena dañada para que ésta lentamente se desvanezca hasta desaparecer. Las zonas cercanas a las varices se infiltran con anestesia local y suero, para evitar el dolor y la quemadura de los tejidos vecinos.
La cirugía de varices por láser es directa, precisa y sólo daña la zona a tratar. Todos los tipos de piel pueden someterse a una operación de varices con láser. Este procedimiento es ambulatorio y no requiere la utilización de agujas. Tampoco se efectúan incisiones en la piel. Cuando el láser golpea la piel, el paciente sólo siente una molestia pequeña y la epidermis no sufre debido a que es aliviada mediante enfriamientos anteriores y posteriores a la aplicación del láser.